No se trata nada más de un problema de contaminación
por los venenos con los cuales nos alimentamos. La alteración de los grandes
ciclos geoquímicos podría poner fin a la vida humana sobre este planeta. Por
mi parte estoy consciente de la necesidad de reaccionar inmediatamente para
contrarrestar los procesos que están dañando la tierra. Soy totalmente
solidario de muchos de los grupos ambientalistas, y en los últimos 30 años he
estado involucrado cotidianamente en actividades para la defensa del ambiente:
contra las centrales nucleares, contra la construcción de nuevas carreteras,
contra la destrucción del suelo y el uso incontrolado de pesticidas y de
biocidas, y por la promoción del reciclaje y de un crecimiento cualitativo y no
sólo cuantitativo.
Estos problemas ambientales me han preocupado por años
y por décadas, tanto como hoy en día me siguen preocupando. Estoy de acuerdo
con ustedes sobre la necesidad de bloquear los reactores nucleares y de poner
fin a la contaminación de la atmósfera, de las tierras agrícolas, de los
cultivos, o sea de liberarnos de los venenos que se están difundiendo sobre
todo el planeta y que ponen en peligro a nuestra especie
y a toda la vida. Comparto con ustedes todo esto, pero me gustaría que fuéramos
un poquito más allá con nuestros planteamientos.
De hecho pienso que es esencial el empujar siempre más
allá de nuestro cuestionamiento, porque no podemos seguir poniendo más parches
aquí y allá que no resuelvan los verdaderos problemas. Posiblemente logremos
un día hacer cerrar una fábrica que inquina la atmósfera. Pero al final, ¿qué
logramos?: una nueva central nuclear. Vivimos en un mundo basado en el
intercambio de contrapartidas, y nos seguimos comportando de acuerdo a esas
leyes. Definitivamente, pasando de un mal mayor a un mal menor y de un mal a
otro mal, seguimos empeorando la situación general. No se trata sólo de una
cuestión de plantas para la producción de energía, por más importantes que
éstas sean; ni tampoco el problema de los gases contaminantes; tampoco el
problema está en los daños que causamos a la agricultura, o el
congestionamiento y la contaminación de los centros urbanos.
El problema es otro más grave: estamos simplificando
el planeta. Estamos disolviendo los ecosistemas que se formaron en millares de años.
Estamos destruyendo las cadenas alimenticias. Estamos rompiendo las ligas
naturales y llevando al reloj evolutivo a un atraso de millones de años en el
tiempo. a las épocas en las que el mundo era mucho más simple y no se
encontraba en la posibilidad de sostener la vida humana.
UNA VISIÓN DEL MUNDO MAS COHERENTE.
No se trata nada más de tecnología, aún si el
control tecnológico es muy importante. Es claro que necesitamos una tecnología
nueva. Necesitamos una tecnología basada en la energía solar y en la eólica,
y necesitamos nuevas formas de agricultura. Sobre esto, no hay dudas, estamos
todos de acuerdo. Pero existen problemas de fondo mucho más graves que aquellos
creados por la tecnología y el desarrollo moderno. Tenemos que buscarlos en las
raíces mismas del desarrollo. Y primero que nada tenemos que buscarlos en los
orígenes de una economía basada sobre el concepto de 'crecimiento': la economía
de mercado; una economía que promueve la competencia y no la colaboración, que
se basa en la explotación y no en el vivir en armonía. Y cuando digo vivir en
armonía entiendo no solamente el hacerlo con la naturaleza, sino entre la misma
gente.
Tenemos que empujar hacia la construcción de una
sociedad ecológica que cambie completamente, que transforme radicalmente
nuestras relaciones básicas. Mientras que vivamos en una sociedad que marcha
hacia la conquista, al poder, fundada en la jerarquía y en la dominación, no
haremos nada más que empeorar el problema ecológico, independientemente de las
concesiones y pequeñas victorias que logremos ganar. Por ejemplo, en
California, nos han donado algunas hectáreas de árboles, y luego han talado
bosques completos. En Europa están haciendo la misma cosa.
Prometen acabar con las lluvias ácidas, y las lluvias
ácidas siguen cayendo. Deciden poner en el mercado alimentos naturales, no
contaminados por los pesticidas, y efectivamente el porcentaje de veneno
disminuye, pero lo poco que queda está constituido por los venenos más
peligrosos para el organismo.
Nuestro problema no es solamente de mejorar el
ambiente, o de parar las centrales nucleares, de bloquear la construcción de
nuevas carreteras, o la construcción, expansión y sobrepoblación en las
ciudades, la contaminación del aire, del agua y de los alimentos. La cuestión
que tenemos que enfrentar es mucho más profunda.
Tenemos que llegar a una visión del mundo mucho más
coherente. No tenemos que ponernos a proteger los pájaros olvidándonos de las
centrales nucleares, y tampoco luchar contra las centrales nucleares olvidándonos
de los pájaros y de la agricultura. Tenemos que llegar a comprender los
mecanismos sociales y hacerlo de una manera coherente.
Tenemos que enfocarlos en una visión coherente, una lógica
que prevé a largo plazo una transformación radical de la sociedad y de nuestra
misma sensibilidad. Hasta que esta transformación radical no empiece,
lograremos cosas pequeñas, de poca importancia. Venceremos algunas batallas
pero perderemos la guerra, mejoraremos algo, pero no obtendremos ninguna
victoria. Hoy en día vivimos el momento culminante de una crisis ambiental que
amenaza nuestra misma sobrevivencia, tenemos que avanzar hacia una transformación
radical, basada en una visión coherente que englobe todos los problemas. Las
causas de la crisis tienen que aparecer claras y lógicas de manera que todos
-nosotros incluidos- las podamos entender. En otras palabras, todos los
problemas ecológicos y ambientales son problemas sociales, que tienen que ver
fundamentalmente con una mentalidad y un sistema de relaciones sociales basadas
en la dominación y en las jerarquías. Estos son los problemas que nos ofrece
hoy en día la gran difusión de la cultura tecnológica.
NINGÚN REGALO DE PARTE DEL ESTADO.
¡Qué tienen que hacer entonces los Verdes?
Primero que todo tenemos que clarificarnos las ideas. Tenemos que evidenciar las
relaciones existentes entre los problemas ecológicos y los problemas sociales.
Tenemos que demostrar que una sociedad basada en la
economía de mercado, en la explotación de la naturaleza y en la competencia
acabará por destruir al planeta. Tenemos que hacer lo posible para que la gente
entienda que si queremos resolver de una vez por todas nuestros problemas con la
naturaleza, tenemos que preocuparnos de las relaciones sociales. La gente tiene
que entender que todo tiene que unificarse en una visión del mundo coherente,
en una visión basada en un análisis, en una crítica, y en soluciones de nivel
político, personal e histórico.
Esto significa, dar otra vez la fuerza al pueblo. Tenemos que crear una cultura
política con una visión libertaria y no limitarnos a un proyecto, que el
Estado ejecuta. Tenemos que crear una literatura política, una cultura política
que lleve a la gente a participar, liberándose, autónomamente, de este tipo de
economía, de sociedad y de sensibilidad.
En el movimiento feminista, se empieza a discutir el
tema de la dominación del hombre sobre la mujer empezando por la misma
estructura de la familia. En los movimientos comunitarios, se habla de
necesidades a 'escala humana' y de dar fuerza a los barrios, a las comunidades,
a las regiones.
Estos son los argumentos más importantes que se
discuten en los Estados Unidos. En relación con la tecnología, no tenemos que
preocuparnos solamente con que ésta sea más eficiente y renovable, tenemos que
inventar una tecnología creativa, que no sólo lleva consigo un trabajo más
creativo, sino que contribuya a mejorar el mundo natural al mismo tiempo que
mejora el modo y la calidad de nuestras vidas.
Pero todo esto no nos llegará desde arriba. No puede
ser un regalo que el Estado nos haga. No puede traducirse en una ley salpicada
por un Parlamento. Tiene que ser el fruto de una cultura popular, de una cultura
política y ecológica difundida por el pueblo. Entonces no tendremos mas que
elaborar estrategias para cambiar la sociedad, usando las varias organizaciones
existentes. Tenemos que elaborar estrategias libertarias que conduzcan al
pueblo, a la gente, a participar en el proceso de transformación social, porque
si no es la gente la que quiere cambiar la sociedad, entonces no se efectuará
en ella ningún cambio real ni radical.
Cuando hablamos de Ecología, hablamos de participación
en el mundo natural. Decimos que nosotros, como seres humanos, compartimos la
esfera de la vida juntos, con todos los demás seres vivos, y con ello buscamos
aplicar un sistema de relaciones que nos haga partícipes del ecosistema.
Pero yo les pregunto, queridos amigos, si queremos ser
Verdes, si queremos reverdecer al planeta: ¿Cómo podemos hacerlo sin
reverdecer a la sociedad misma? Y si queremos reverdecer a la sociedad: ¡Cómo
podemos pensar en una participación del mundo natural que no tome en
consideración la participación popular en la vida social? Si nada más
queremos conquistar el poder para cambiar a la sociedad, les garantizo que vamos
a perder. Y no solamente porque algunos de nosotros, con toda la buena fe del
mundo, acabaríamos con ser condicionados por el poder, emotiva y psicológicamente.
Esto ya les pasó a algunos de mis mejores amigos entre los Verdes Alemanes, que
con buenas intenciones y con buena fé se encontraron en el Parlamento buscando
hacer coaliciones, hacer alianzas, y usar el poder desde arriba. De alguna
manera ellos también se volvieron líderes espirituales aspirantes al poder.
Ahora razonan en términos de 'males menores', de un mal 'siempre menor' que, al
final, los llevará al peor de todos los males. Esto es lo que la historia nos
ha enseñado siempre.
VERDE PROFUNDO.
Ya es tiempo que nosotros los Verdes propongamos una
visión libertaria, una visión anarquista que lleve a la gente hacia un
movimiento Verde, que pueda ser un movimiento Verde en el sentido más profundo
del término. Un movimiento Verde en el cual no nos limitemos a llevar adelante
un proyecto coherente y que unifique todos los problemas en un programa y análisis
comunes, sino en un movimiento en el cual la gente sea la primera protagonista
de su historia. Tenemos que apoyar la creación de una sociedad libertaria:
ecolibertaria. Esto es lo que nos enseñaron las experiencias alemanas y de los
Estados Unidos, algunos movimientos han buscado perseguir objetivos Verdes
actuando 'desde arriba' a través de las leyes, y siempre han tenido que ceder.
abandonar una posición detrás de otra.
Con esto no quiero decir que no tenemos que empeñarnos
en llevar a cabo cambios que puedan atrasar o bloquear la disgregación de la
sociedad actual y del mundo natural. Ya sé que no tenemos mucho tiempo a
nuestra disposición. Los problemas son reales e involucran también a las dos
generaciones siguientes, y quizás ni siquiera las dos próximas generaciones
sean decisivas por lo que respecta a la sobrevivencia de nuestra especie y la
conservación de nuestro habitat y de nuestro planeta. De todas formas, si no
podemos dar a la gente una imagen unitaria, una visión práctica y ética al
mismo tiempo, y que cuestione su sensibilidad, entonces, ¿saben ustedes quién
tomará el poder en este caos?: la derecha, los reaccionarios.
Hoy en América, la derecha se califica a sí misma
como 'la mayoría moral', y dice: "Devolvamos su significado a la vida.
Devolvamos su significado a las relaciones humanas". Y, por mala suerte, lo
que queda de la izquierda americana, no hace otra cosa que hablar de 'progreso'
de 'centralizar' y de todas las mismas cosas que el socialismo repite desde hace
150 años.
Primero tenemos que recuperar aquel terreno sobre el
que la gente está buscando la verdad, y no tan sólo la sobrevivencia: una
manera de vivir que hable de calidad y no sólo de cantidad. Tenemos que
difundir un mensaje coherente para todos, un mensaje que sea para la base de la
sociedad, que la haga partícipe, que enseñe qué significa el ser ciudadanos y
el decidir autónomamente. En otras palabras, tenemos que elaborar una nueva política,
una política Verde que reemplace a la vieja política autoritaria y
centralista, basada en las estructuras de los partidos y en la burocracia. Esto
es lo más importante que tenemos que aprender. Si no lo logramos, los
movimientos verdes serán absorbidos poco a poco por los movimientos
tradicionales. El objetivo principal se disolverá frente a los pequeños
objetivos a corto plazo y vencimiento.
Los compromisos sobre 'males menores' nos llevarán
siempre a males peores. La gente dirá: ¡Qué es esto? ¿La misma política de
siempre? ¿La misma burocracia de siempre? ¿El mismo parlamentarismo que
siempre hemos tenido? ¿Por qué tendría yo que votar verde? ¿Por qué tendría
que darle fuerza a los verdes? ¿Por qué no tendría que seguir apoyando a la
democracia cristiana, o al partido comunista, o a cualquier otro partido que
garantiza resultados inmediatos, y satisfacciones inmediatas?... Nuestra
responsabilidad de Verdes de Europa -como en América- en Alemania, como en
tantas partes del mundo, y sobre todo en Italia, ya que ustedes están apenas
empezando ahora, es de aprender de lo que está ocurriendo en los movimientos
verdes desde hace 5 a 10 años.
Tenemos que darnos cuenta que hay que sustituir la
vieja política tradicional de los partidos, con una política verde. Que hay
que poner energía a nivel de base en las comunidades, que hay que elaborar análisis
que vayan más allá del puro ambientalismo y de los otros problemas importantes
a los cuales nos dedicamos cotidianamente (pesticidas, energía nuclear,
Chernobyl).
Tenemos que darnos cuenta que esta sociedad no es solamente dura e insensible,
sino que sus mismas leyes prevén su propia destrucción, la destrucción del
planeta y la de las bases para la sobrevivencia humana. Tenemos que proponer
nuevas alternativas, nuevas instituciones fundadas en una democracia local, en
la participación local, que pueda constituir un nuevo poder contra el Estado
centralizado, que pueda constituir un nuevo sistema de relaciones sociales, en
el cual un número cada vez mayor de personas, tome parte activa en una política
realmente libertaria. Esta es nuestra única alternativa para evitar caer en la
misma política de partido, corrupta y rebasada, que vuelve a las personas cínicas,
indiferentes, siempre más encerradas en sus propias esferas privadas.
UN MOMENTO DE TRANSICIÓN.
Déjenme concluir con una última consideración de
importancia. No solamente estamos luchando para mejorar nuestras relaciones
humanas. Como el sistema de mercado, también el sistema capitalistas sigue
simplificando no sólo la obra compleja de millones de años, sino también el
espíritu humano. Se está simplificando el espíritu mismo de la humanidad, se
le está quitando la complejidad y la plenitud que contribuyen a formar
personalidades creativas. Entonces, nuestra nueva política no debe tener como
único objetivo el de salvar el planeta y crear una sociedad verde, ecológica,
de carácter libertario, y una alternativa política a nivel de base. Hay también
que ver aún más allá de todo esto: si no se pone un fin a la 'simplificación'
del planeta, de la comunidad y de la sociedad, lograrán simplificar al espíritu
humano a tal punto (y con basura del tipo de 'Dallas', de 'Dinasty' y otros
programas televisivos) que se acabará hasta con el mismo espíritu de rebeldía,
el único capaz de promover un cambio social y un reverdecimiento real del
planeta.
Hoy vivimos en un momento de transición, no sólo de una sociedad a otra, sino
de una personalidad a otra nueva. Muchas gracias!!!