4 notas sobre anarquismo, filosofía y libertad
I. Libertad e Igualdad: Fundamentos del Anarquismo
Una de las habituales preguntas a un anarquista es ¿A favor de que están Uds.? Porque son buenos críticos destructivos pero lo constructivo no se les ve por ningún lado. Sin embargo no es el anarquismo un simple dar golpes a la piñata y su critica a sido siempre tan clara y precisa por ser una verdadera filosofía social y política.
Si tratamos de caracterizar a esa filosofía social y política que es el anarquismo, debemos comenzar por señalar como rasgo mas destacado su intima vinculación con una determinada ética. Es tal este enraizamiento ético que se podría decir que lo social y lo político se disuelven en lo ético-moral, y son los valores ético-morales los que se elevan por encima de todo valor pragmático. Contrariamente a lo que dicen que somos, el anarquismo es una filosofía que concibe a la sociedad como estructurada sobre valores éticos.
De los valores éticos en los que se apoya esta filosofía se destacan dos principales: la Libertad y la Igualdad. De ellos habla todo Occidente, pero no como lo hace el anarquismo. Para nosotros no son valores opuestos, ni contrarios, ni yuxtapuestos, ni siquiera complementarios, sino valores idénticos necesarios el uno para el otro. No se puede ser libre sin ser igual y no podemos ser iguales sin ser libres. No podemos afirmar la libertad de nadie y menos la nuestra sin afirmar la igualdad de todos, y a su vez para que todos seamos iguales es necesario que afirmemos la libertad de todos y de cada uno.
Otros sistemas afirman también ambos valores pero no les asignan la importancia que les asigna el anarquismo. El capitalismo afirma la Libertad pero lo hace sacrificando la Igualdad. Defiende la libertad del opresor pero negando la libertad del oprimido. Prueba de ello son las voces que cada tanto se alzan reclamando mas democracia social y económica, es decir mas Igualdad, lo que sucede cuando las diferencias son muy marcadas. En otras palabras, hay Libertad pero no para todos, porque no todos somos iguales.
Los "socialismos reales" pecan en el otro extremo. La Libertad es algo que se puede suspender, algo derivado, algo provisional, algo que podemos dejar de lado por tiempo indeterminado. El valor supremo es la Igualdad y por ella se sacrifica a la Libertad, o al menos eso dicen intentar.
Para el anarquismo, Libertad e Igualdad tienen idéntico valor, ambas son igualmente necesarias, no es ni puede ser la una sin la otra, ninguna es sacrificable, ni postergadle , ni segunda. Sino no hablamos de Libertad sino de explotación o no hablamos de Igualdad sino de opresión. De esta concepción ética es que emerge esa manifestación del anarquismo que es la oposición a todo tipo de poder permanente, al Estado y al Gobierno.
II. De, Para y Con La Libertad
El termino libertad encierra numerosos equívocos que permite que todos la usen para los fines mas variados. Así, la política económica de estos gobiernos que padecemos apoya un mercado "libre" de la interferencia estatal, cuando no hace mucho se propiciaba un estado interventor que "librara" al pueblo de la codicia de los empresarios. Hay "libertad" de expresión pero el gobierno y los propietarios de los medios censuran los mensajes para "liberarnos" de la difusión de ideas contrarias al orden reinante.
De manera que es bueno hablar de la libertad y exponer algunos de nuestros puntos de vista para destacar porque no compartimos del todo la libertad de esta "democracia" en que vivimos. Ante todo, es preferible no hablar de la libertad como algo sustantivo, sino de la cualidad de ser libre. Tampoco nos interesa preguntarnos si el hombre es libre en genérico, porque preferimos preguntarnos si tu, yo, Pedro o Alicia somos libres. El "hombre" en general tiene tantos matices, diferencias y aun contradicciones, que se admiten las mas variadas respuestas.
Vamos a acercarnos al problema estableciendo algunas distinciones. Se puede ser libre de, libre para y libre con. El primer caso, libre de, es lo que se llama libertad negativa. Significa falta de coerción, de impedimento, de oposición, que puede ser de variado tipo. Por ejemplo, no somos libres de no comer por una coerción de tipo biológica. Pero en el ámbito político, siempre cualquier régimen puede decir que sus ciudadanos son libres "de" algo. Somos libres "de" comprar lo que queramos, aunque el Estado es libre de fijar sueldos mínimos de miseria; somos libres de cambiar de empleo, aunque haya desocupación; somos libres de estudiar, aunque no haya cupo; etc. Es bueno aclarar que la coerción no es siempre externa sino que puede ser interna, promovida a través de la educación de deseos, de prejuicios, de temores.
Sin embargo, si bien una amplia libertad de - ausencia de coerción - es necesaria, ella no es suficiente y debe complementarse con la llamada libertad positiva, libertad "para", que es la que le da significación y fundamento. Libertad para comprometernos, para fijar metas, para completarlas, para pensar y decir lo que pensamos, para sentir y actuar. Ser libre "de" elegir no es el fundamento de ser libre si cada uno de nosotros no es el que también elige las alternativas. ¿Somos libre si elegimos un presidente entre dos candidatos que nos proponen y que luego no podemos ni juzgarlo, ni sacarlo, ni cambiarlo, ni protestar? Precisamente es esta "libertad para" la que no tenemos y la que todo régimen estatal se cuida bien de que no tengamos, aunque podamos disfrutar de mayor o menor libertad negativa. Ya Aristóteles decía que el hombre es libre para determinar su vida y sus acciones. El que no lo hace es un esclavo a quien otros se la determinan.
El tercer aspecto esta muy unido a la libertad positiva ya que para hacerla efectiva debemos ser libres "con" otros humanos. Lo social es inherente a nuestra especie, por lo que las potencialidades de cada quien solo pueden concretarse viviendo en relación con sus semejantes. La libertad no es un don, un regalo, sino algo que hay que hacer, y para lograrla es menester ser con los demás y todos juntos hacernos libres. Siendo egoístas podemos alcanzar la libertad negativa. La libertad para hacer algo solo es posible con otros, solidaria y fraternalmente unidos.
III. De La Libertad y La Determinación
El tema de la libertad es, en la teoría y en la practica, central en la preocupación de los anarquistas. Sin embargo no por ello es algo agotado y, por el contrario, debe ser motivo de permanente reflexión para ir conformando lo que entendemos y anhelamos como libertad. No en vano se han registrado mas de 200 significados para la palabra, y se parece al amor en que se enmascara de algo distinto cada vez que nos acercamos a ella.
Tratando de dar sentido a las afirmaciones de un compañero, he creído encontrar una identificación entre libertad e indeterminación, referida a la conducta esperada de otra persona. En otros términos, reclamar a alguien el compromiso voluntariamente contraído, exigir el cumplimiento de la palabra empeñada, o en todo caso una explicación, seria un acto autoritario que coarta la libertad de ese otro.
Estimo que entender la libertad como conducta incoherente es quedarse muy corto. Mas aun, esta interpretación se funda en entender al mundo como algo predeterminado, como teniendo un destino fijado de antemano por Dios, o por fuerzas místico-naturales incontrolables e insondables. En ese mundo de futuro preestablecido, la misión del anarquista (fracasada de partida) es oponerse ciegamente a toda legislación, a toda norma, convención, regla, acuerdo o expectativa. El anarquista se concibe a si mismo como un héroe individual y trágico, libre porque se enfrenta a toda coherencia.
Pero si bien la contingencia, el azar, es una condición necesaria para ser libre, se queda pequeña porque no es suficiente. La indeterminación abre espacios para la libertad, pero no los llena. La incoherencia rompe las ataduras dela determinación, pero con ello no basta si no sabemos para que queremos desatarnos. Cierto que si concebimos al futuro como establecido e inexorable (aunque no sepamos cual es), el para que no tiene sentido y debemos dedicarnos a romper sin esperanzas con el porvenir. En cambio si el futuro es pensado como algo que hay que construir, que hay que crear entre todos, entonces la indeterminación solo puede ser condición para determinarnos.
La construcción del futuro requiere de una voluntad firme, pero ello por si mismo no determina el curso de la acción, solamente nos mantiene en el. La edificación de esa casa que habitaremos no es posible si a la indeterminación del futuro le sumamos la indeterminación de nuestra conducta, e interpretando que todo reclamo a nuestras incoherencias es coacción o intento de arrebatarnos libertad. Es imposible dar forma al incierto porvenir fundados en la inconsistencia personal o en la falta de autodeterminación de nosotros mismos, que no es otra cosa que asumir razonadamente un comportamiento coherente y con intenciones definidas. Ser libres es ser responsables de nosotros mismos.
IV. Libertad, Verdad y Postmodernidad
Mucho se habla hoy de postmodernismo. Muchos lo hacen porque es la moda. Pero creo que debemos acercarnos al tema con mucha seriedad porque es mucho lo que esta en juego. Propongo hacerlo con una de sus vertientes, la noción de verdad.
A lo largo de la historia, el hombre ha pensado la verdad de diversas maneras. Para los griegos la verdad estaba en las cosas y desde las cosas el hombre podía acceder a ella. En el medioevo la verdad era la palabra de un ser superior, Dios, revelada a los hombres, interpretada por la Iglesia. En la modernidad la verdad viene dada por el hombre y desde él se la establece. Pero en todos los casos la verdad era única.
Con el criterio de hombre-centro se edifica la modernidad. Una modernidad que parece estar en crisis y para salir de la cual el hombre ha de edificarse una nueva casa. Ese proyecto es la post modernidad. Como todo lo que se construye simultáneamente a algo que se destruye, no esta todavía muy claro que pertenece a la destrucción y que a la construcción. Podemos sin embargo detectar algunos lineamientos de esa nueva casa, que parece contener los elementos mas notables del pensamiento anarquista.
Es hoy moneda corriente que no hay una verdad, ni divina, ni humana (humana en tanto que el hombre quiera ocupar el lugar de Dios). Todas las verdades rigen con igual valor, y hay mas de una. La consecuencia es que la consecuencia ha de modificarse radicalmente. Si no hay una verdad, y no la hay ni en el reducto mas sagrado de la verdad que es la ciencia, no puede haber leyes que pretendan representarla, ni podrá haber autoridad ni poder que pretende defenderla (y aprovecharla), ni podrá nadie apropiarse de ella y ser su paladín y pontificar desde ella.
Será entonces mi verdad y la de cada uno. Pero esto no nos convierte a cada uno en el centro del universo, en un egoísmo extremo. Seré centro pero centrado por los otros hombres, con los que naturalmente tengo que convivir pero a quienes no les podré imponer mi verdad. La pregunta es ¿cómo relacionarse sin verdad única, sin ley, sin autoridad, sin poder? Pensar en una sociedad tal es lo que llamamos pensar en una sociedad autogestionaria. En ella lo fundamental no es la forma en que se va a vivir sino la forma en que se va a convivir: libres, iguales y solidarios. Aunque para muchos todo tiempo pasado fue mejor, nuestra propuesta es que avancemos a esta nueva organización social.