La Libertad política sin la
igualdad económica es una pretensión, un fraude, una mentira; y los
trabajadores no desean mentiras.
Los trabajadores se esfuerzan
luego, necesariamente, en una transformación fundamental de la sociedad, el
resultado de la cual debe ser la abolición de las clases, igualmente en lo
económico como en sus aspectos políticos: un sistema social en el cual todos
los hombres entrarán en el mundo bajo condiciones especiales, podran
desplegarse y desarrollarse, trabajar y gozar de las cosas buenas de la vida.
Éstas son las demandas de la justicia.
¿Pero cómo podría, desde ese
abismo de ignorancia, de miseria y esclavitud, en que los trabajadores sobre la
tierra y en las ciudades son hundidos, llegar a aquel paraíso, los logros de
justicia y humanidad? Para ello los trabajadores tienen un medio: la Asociación
de Consejos.
A través de la Asociación ellos se
refuerzan, mutuamente se mejoran el uno al otro y, a través de sus propios
esfuerzos, hacen a un lado esa ignorancia peligrosa que es el sustento
principal de su esclavitud. Por medio de la Asociación ellos aprenden a ayudar
y apoyarse entre si. Por eso ellos convocarán, finalmente, un potencia que se
demostrará más poderosa que todo el capital burgués confederado y poderes
políticos reunidos.
El Consejo debe convertirse en la
Asociación en la mente de cada trabajador. Debe convertirse en la
contraseña de cada organización política y de agitación de los trabajadores, la
contraseña de cada grupo, en cada industria en todas partes de la tierra.
Indudablemente el consejo, es la muestra más grandiosa y esperanzada de la
lucha proletaria, un presagio infalible de la próxima emancipación completa de
los trabajadores.
La experiencia ha demostrado que
las asociaciones aisladas no son más poderosas de lo que son los trabajadores
aislados. Hasta la Asociación de todas las Asociaciones de Trabajadores de un
país solo no sería suficientemente poderosa para levantarse en conflicto contra
la combinación Internacional de toda ganancia que hace el capital mundial. La
ciencia económica establece el hecho de que la emancipación del trabajador no
es sólo una pregunta nacional. Ningún país, no importa cuan rico, poderoso, y
bien servido sea, puede emprender -sin arruinarse y rendir a sus habitantes a
la miseria- una alteración fundamental en las relaciones entre el capital y el
trabajo, si esta alteración no es lograda, al mismo tiempo, al menos, en la
mayor parte de los países industriales del mundo. Por consiguiente, la pregunta
de la emancipación del trabajador del yugo del capital y sus representantes,
los capitalistas burgueses es, ante todo, una pregunta Internacional. Su
solución, por tanto, sólo es posible a través de un Movimiento Internacional.
¿Este Movimiento Internacional es
una idea secreta, una conspiración? En absoluto. El Movimiento Internacional,
el Consejo de Asociación, no dicta desde arriba o prescribe en el secreto. El
federa desde abajo y va a mil cuartos. Habla en cada grupo de trabajadores y
abraza la decisión combinada de todas las facciones. El Consejo vive la
democracia: y siempre que la Asociación formula proyectos, esto lo hace
abiertamente, y habla a todos quienes quieran escuchar. Su palabra es la voz
del trabajo que recluta energías para el derrocamiento de la opresión
capitalista.
¿Qué dice el Consejo? ¿Cuál es la
demanda que hace a través de cada asociación de aquellos que trabajan y
piensan, en cada fábrica, en cada país? ¿Qué pide? ¡Justicia! La justicia más
estricta y los derechos de la humanidad: el derecho de hombres, mujeres y
niños, independiente de toda distincion de nacimiento, de raza, o de credo. El
derecho de vivir y la obligación de trabajar para mantener ese derecho. El
servicio de cada uno a todos y de todos a cada uno. Si esta idea aparece
espantosa y prodigiosa a la sociedad burguesa existente, tanto peor para esta
sociedad. ¿Es el Consejo Acción una empresa revolucionaria? Sí y no.
El Consejo de Acción es
revolucionario en el sentido que substituirá a la sociedad basada sobre la injusticia,
la explotación, el privilegio, la pereza, y la autoridad, por una que se funde
sobre la justicia y la libertad para toda la humanidad. En una palabra, quiere
una organización económica, política, y social, en la cual cada persona, sin
prejuicio alguno respecto de sus idiosincrasias naturales y personales,
encontrará igualmente posible desarrollarse, aprender, pensar, trabajar, ser
activa, y gozar de una vida honorable. Sí, esto desea; y repetimos una vez más,
si ello es incompatible con la organización social existente, tanto peor para
esta sociedad.
¿Es revolucionario el Consejo de
Acción en el sentido de barricadas y de la sublevación o manifestación
violenta? No; el Consejo manifiesta poco interés en esta clase de políticas; o,
más bien, hay que decir que el Consejo no toma en absoluto parte en ellas. Los
revolucionarios burgueses, ansiosos por algún cambio de poder, y los agentes
policiacos, que encuentran ocupación en las explosiones pasajeras de ruido y
furia, se fastidian enormemente con el Consejo de Acción debido a la
indiferencia de este hacia sus actividades y esquemas de provocación.
El Consejo de Accion, la
Asociacion Roja de aquellos que quieren y trabajan, comprendió, hace mucho, que
el político burgués -no importa cuan rojo y revolucionario haya podido parecer-
nada ha servido para la emancipación de los trabajadores,sino, mas bien, ha
endurecido su esclavitud. Y aún cuando el Consejo no hubiese comprendido este
hecho, el juego miserable, que ocasionalmente juegan, el burgues republicano e
incluso el burgués socialista, habrian abierto los ojos de los trabajadores.
El Consejo de Acción, siempre
desarrollándose más completamente en el Movimiento de los Trabajadores
Internacionales, se sostiene con severidad a distancia de las tristes intrigas
políticas, y conoce hoy sólo una política para cada grupo y para cada
trabajador: su propaganda, su desarrollo y organización en la lucha y la
acción. El día cuando la mayoría de los trabajadores del mundo se haya asociado
através del Consejo de Acció, se haya firmemente organizado através del Consejo
de Accion, y asi, firmemente organizadas sus divisiones en una solidaridad
común de movimiento, ninguna revolución, en el sentido de insurrección
violenta, será necesaria. Así se verá que los anarquistas no apoyan la
violencia abortiva que sus enemigos les atribuyen. Sin violencia, la justicia
triunfará. La opresión será liquidada por el poder directo de los trabajadores
por medio de la asociación. Y si aquel día hay impaciente suplica, y algún sufrimiento,
esto será culpa de la burguesía que rechaza reconocer lo ocurrido con su
maquinación. Para el triunfo de la revolución social en sí misma, la violencia
será innecesaria.