Las razones para mi preocupación
Noam Chomsky sobre la política exterior estadounidense
Extractos de las respuestas escritas por Noam Chomsky a las preguntas de Celia Jakubowicz
13 de junio de 1983
Procedencia: C.P. Otero, ed., Language and Politics (Black Rose, 1988), pp. 369-72
Las razones principales para mi preocupación con la política exterior estadounidense son
que la encuentro, en general, aterradora, y que creo que es factible para mí hacer algo
para modificarla, o al menos para mitigar algunos de sus aspectos más peligrosos y
destructivos. En las circunstancias concretas de mi propia sociedad, donde vivo y trabajo,
hay varias formas de hacerlo: hablando, escribiendo, organizando, demostrando,
resistiendo, y otras. A lo largo de los años, he estado involucrado en variedad de tales
actividades.
La política exterior de otros estados es también en general aterradora -- hablando a
grandes rasgos, los estados son violentos hasta el extremo de que tienen el poder para
actuar en beneficio de aquellos que ostentan el poder nacional -- pero hay muy poco que yo
pueda hacer sobre esto. Por ejemplo, es bastante fácil para un/a intelectual
norteamerican@ escribir análisis críticos del comportamiento de la Unión Soviética en
Afganistán y el este de Europa (o en el apoyo a los generales argentinos), pero tales
esfuerzos tienen poco efecto, si tienen alguno, en la modificación o en la marcha atrás
de las acciones de la U.R.S.S. Más bien, tales esfuerzos, los cuales son muy bien
acogidos por aquellos que dominan aquí las instituciones ideológicas, pueden servir a
contribuir a la violencia del estado norteamericano, mediante el fortalecimiento de las
imágenes de la brutalidad soviética (a menudo exactas) que son usadas para amedrentar a
l@s american@s mediante el conformismo y la obediencia. No insinúo que esta sea una
razón para evitar los análisis críticos de la U.R.S.S.; de hecho, he escrito repetidas
veces sobre la
política exterior del estado soviético. Tampoco criticaría a alguien que dedique mucho,
incluso todo, su trabajo a esta tarea. Pero debemos comprender que el valor moral de este
trabajo es en el mejor de los casos muy pequeño, donde el valor moral de una acción se
juzga en términos de sus consecuencias humanas. En realidad, los juicios bastante
delicados algunas veces salen a colación, por personas que se comprometen con valores
morales honestos. Suponed, por ejemplo, que algún intelectual alemán decidiese en 1943
escribir artículos sobre las cosas terribles hechas por Gran Bretaña, o por los
E.E.U.U., o por los judíos. Lo que él escribiría podría ser exacto, pero no
estaríamos muy impresionados.
Los mismos comentarios mantenidos por un intelectual soviético que se dedique a un
análisis crítico de las atrocidades estadounidenses en el sudeste de Asia o en América
Central (o el apoyo norteamericano a los generales argentinos). Lo que él diga puede ser
exacto; su significación, para la gente que está siendo bombardeada, aterrorizada o
torturada dentro de los dominios del poder e influencia norteamericanos, es
insignificante, posiblemente incluso negativa. Estas son perogrulladas, constantemente
negadas por los lacayos intelectuales del poder estatal el cual, por razones obvias, finge
no comprenderlos y típicamente critica a aquellos que actúan de acuerdo con los
principios morales honestos como medir con dos raseros o algo peor.
Yo intento concentrar mis actividades políticas -- incluido el escribir -- en áreas
donde hay alguna significación moral para estas actividades, por ello, principalmente en
áreas donde la gente pueda llegar a mi obra para cambiar las políticas que sean
detestables, peligrosas y destructivas. Por supuesto, hay otros factores que influyen en
mis elecciones, hechos sobre mi historia personal, etc., que aquí no son de ningún
interés. Uno puede tener muchas razones para involucrarse en la actividad política. Si
las razones son ayudar a personas que sufren, evitar amenazas o catástrofes, y así cosas
por el estilo, entonces los criterios son bastante claros. Para un/a intelectual
norteamerican@, estos criterios dictan una primera preocupación por las políticas
emprendidas y perseguidas aquí, tanto en los círculos internacionales como en los
nacionales.
En algunos círculos intelectuales, se considera ingenuo o estúpido guiarse por
principios morales. Sobre esta forma de idiotez, no tendré nada que decir. Debería
recalcar que yo he intentado seguir estos criterios (capacitado por cuestiones de interés
e historia personales) en todas las áreas de actividad política en las cuales he estado
involucrado. El escribir ha sido sólo una parte de esto y en realidad una parte más bien
pequeña. Realizo una inmensa cantidad de charlas, y durante muchos años estuve
involucrado en acciones directas de una clase o de otra (manifestaciones, resistencia,
etc.). Aquí surgen las cuestiones del buen juicio estratégico. En la situación actual
aquí, hay un número de contribuciones que l@s intelectuales pueden elaborar para la
lucha por la paz y la justicia... Una es servir de "fuente", proveer
información y análisis. L@s intelectuales norteamerican@s son sumamente privilegiados.
Tienen la clase de formación, las facilidades, el acceso a la información y la
oportunidad de organizar y controlar su propio trabajo que les permite hacer una
aportación muy significativa para la gente que está intentando escapar de los límites
del adoctrinamiento y entender algo sobre el mundo real en el que viven; en particular
para la gente que puede estar deseosa de actuar para cambiar este mundo. Por las mismas
razones, ell@s pueden ser activ@s y efectiv@s como organizadores/as. Además, en virtud de
su privilegio, l@s intelectuales son muchas veces "visibles". Pueden sacar
provecho de su privilegio en formas valiosas e importantes. Por ejemplo, si acciones de
desobediencia civil son emprendidas por la gente que no disfrutan del privilegio que está
muy desigualmente distribuido en una sociedad de clases, ell@s probablemente deben ser
olvidad@s, desatendid@s o aplastad@s mediante la fuerza. Si las personas que disfrutan de
tales privilegios juegan un papel visible en tales acciones, el peligro de la violencia
estatal es considerablemente reducido (en los Estados Unidos, no en todas partes), y la
efectividad de la acción puede también ser incrementada. Hay asuntos bastante
considerables, los cuales surgen constantemente en todas las formas de actividad
política. La gente toma diferentes decisiones, basadas en sus juicios estratégicos y en
su preferencia personal, en cuanto a cómo distribuir sus compromisos y acciones entre las
diversas posibilidades que la sociedad permite. Algun@s de mis amigos más cercanos han
elegido dedicarse casi por completo a la organización y a la acción directa. Yo he
elegido una mezcla algo diferente, y ésta ha variado en momentos diferentes. En los años
60, por ejemplo, estuve mucho más implicado en la acción directa, en temas como la
política exterior y los asuntos nacionales, de lo que estoy hoy día, las razones son una
valoración diferente en cuanto a cómo puedo usar mi energía, mis aptitudes y mi
privilegio más eficazmente. Las razones por las que he dedicado la mayor parte de mis
escritos y mi actividad política directa -- aunque no todos -- a problemas de la
política exterior son varias. En parte, refleja una valoración de relativa importancia:
el impacto de la política exterior estadounidense sobre millones de personas por todo el
mundo es enorme, y además estas políticas incrementan sustancialmente la probabilidad de
un conflicto de superpotencias y de una catástrofe global. En parte, refleja mi
impresión de que mientras muchas personas aquí realizan un excelente e importante
trabajo concerniente a asuntos nacionales de gran importancia, muy pocas se preocupan de
la misma forma y con la misma intensidad de compromiso de los asuntos de política
exterior. Y en parte, supongo, refleja factores personales que, de nuevo, son de poco
interés aquí. En el campo de la política exterior, he intentado de concentrar mis
energías en áreas que no sólo son significativas, por los criterios precisamente
mencionados, sino también relativamente ignoradas... Diciéndolo un poco escabrosamente,
es mejor contarle a la gente lo que menos desea oír, dedicarse a las causas menos
populares, si todo sigue igual. Estos son, por supuesto, transitorios y algunas veces
juicios personales....
Traducción: José Complain. http://usuarios.tripod.es/jhbadbad_