Aproximación
a una autocrítica:
Carta
abierta al movimiento anarquista local
por
Winston Smith
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Vivimos
en la actualidad un momento excepcional para la expansión y divulgación del
pensamiento libertario. La caída del bloque soviético, el anquilosamiento y
recalcitrancia de los planteamientos de la izquierda marxista que sobrevive, el
resurgimiento de las doctrinas fascistas y nacionalistas, la instauración de un
Nuevo Orden Mundial y la crisis generalizada que afecta al Tercer Mundo nos abre
la perspectiva de un papel protagónico como alternativa coherente y factible,
como no se nos había presentado en las ultimas décadas en el escenario político
global. Por eso nuestro movimiento vive un crecimiento cuantitativo importante
de unos años a la fecha. En Latinoamérica en general son ahora el triple de
colectivos e individualidades con clara influencia anarquista que los que se
contaba hace 5 anhos. Las juventudes de paises como Brasil, Mexico y Chile se
han revitalizado con la acción de células ácratas que parecieran reproducirse
por generacion espontanea. Nuestro pais sin embargo no parece contagiarse con el
renacer libertario que parece contagiarse en la totalidad del continente, y me
atrevo a especular que ha sido por la incapacidad de insertarnos en la dinamica
social venezolana y a la carga indolente de una serie de errores, lo que unido a
una mediocre interpretacion del pensamiento anarquista ha retrasado nuestro
ansiado crecimiento.
Entre
las contradicciones de la teoria que digerimos y nuestra accion como movimiento
se encuentra, en primer lugar, la repeticion inconsciente de los esquemas y
discursos de la izquierda tradicional venezolana. Este elemento quizas no seria
tan negativo si no fuera por la razon de que sus fines y sus medios estan muy
alejados de los nuestros, llegando incluso a no existir ninguna similitud entre
los enunciados. Debemos pues anular su tan danhina influencia, puesta de
manifiesto en topicos como el lenguaje "las masas", "solo X
salva", "lucha de clases", "militantes", etc.) y en la
concepcion del proceso liberador (la division dogmatica del mundo en burgueses y
proletarios, el panfletismo y la repeticion de las consignas huecas, la
revolucion vista como hecho mistico en donde los obreros tomaran las armas y
destruiran al Capital, la marginacion de mujeres y homosexuales, etc.).
Unido a
lo anterior esta el exacerbado culto a la violencia que impregna nuestras
manifestaciones, reduciendose asi la resistencia de cada dia a una vision
simplista y gastadas de lo que es un* revolucionari*, y mucho mas de lo que es
un* anarquista. Nos encontramos en una situacion en la que es necesario
experimentar un crecimiento a todo nivel y dejar de ser unicamente un punhado de
individuos entusiastas, por lo tanto no estamos en condiciones de proponer
acciones violentas, hechas la mayoria de las veces con un escaso sentido de las
responsabilidades y de las consecuencias que implica comunicarlas a nuestros
semejantes. Esto lo podemos achacar en parte al escaso conocimiento que se tiene
de la historia de los movimientos izquierdistas y de los propios antecedentes
del anarquismo en Venezuela. De otro modo no se explica que se repitan los
errores del pasado, y que se desconozca que por ese tipo de postulados tan
lejanos a la idiosincracia de la gente comun es que se perpetuaron como simples
grupusculos de iluminados, autodenominados vanguardia de no se quien.
Los
acratas del mundo entero, y en particular de America Latina, tenemos a Espanha
como una referencia imprescindible. Han sido libertari@s de la peninsula quienes
han dado innumerables ejemplos de mistica, etica y organizacion. Pero ellos
actuaron adecuando el pensamiento a unas condiciones y exigencias propias de su
medio. En nuestro ambiente entre tanto, se observa una suerte de Siindrome de
Ibero Dependencia Adquirida que impone el traslado acritico de estrategias y
consignas que han sido creadas para aquel entorno particular. Esto, ligado a una
nula interpretacion del escenario politico-social local, hace que muchos de
nuestros esfuerzos intelectuales y de movilizacion no correspondan a las
prioridades existentes y parezcan extemporaneos a ojos de los no iniciados.
Muchas
veces el trabajo realizado corresponde a respuestas para situaciones de tipo
coyuntural, que al poco tiempo se diluyen en el olvido colectivo por la poca
consecuencia y constancia de sus postulados. Sin mucho compromiso, la labor se
efectua bajo el influjo de algun abstracto percibido como "deber
revolucionario", cayendo sin ningun tipo de autocritica en una solidaridad
ficticia. En el plano de la organizacion, pareciese que fuesemos ajenos a la
concepcion federalista del quehacer libertario. Ha sucedido que se han creado
"colectivos libertarios" en donde si no se incluyen todos los
individuos afines, estos pasan a convertirse en herejes del ideal. Con muy poca
afinidad real, esta concepcion de colectivismo autoritario es mas propicia para
un partido politico que para la organizacion acrata. En el otro extremo se han
ubicado los ghettos e individuos que entienden el anarquismo ccomo un coto
privado para la satisfaccion personal. Aunque en ambos casos existen
denominadores comunes que los evidencia como deformaciones del legado
antiautoritario: la poca lectura y por ende poca profundidad del discurso; el
nulo debate y confrontacion de ideas para el crecimiento de tod*s; la adopcion
de proyectos muy ambiciosos con muy pocos ejecutantes; cero autocritica; poca
atencion al factor humano y los sentimientos; la critica destructiva sin
propuesta; la no circulacion de material escrito que termina en bibliotecas
personales; etc.
En el
ambito individual, se repiten constantemente actitudes que van en detrimento de
la propaganda por la accion que es esencial en la vida de nuestras agrupaciones.
La falta de tolerancia y humildad, junto a una soberbia intransigente, hace que
algunas individualidades antepongan sus intereses personales a los colectivos y
se conviertan en piedras de tranca para el avance de algunos proyectos. La
obsesion de ser "anarquistas puros" (imposible en una sociedad
capitalista) y la no adecuacion de tacticas ante las condiciones actuales dan su
parte en la obstruccion al proceso. Es frecuente observar tambien ambiguedades y
poca transparencia tanto a nivel personal como politico, y lo que podria ser
peor, el poco compromiso como anarquistas en un proceso de cambio de nuestro
entorno y de nuestra propia vida.
La
historia nos ha demostrado en multiples ocasiones que la gente comun se ha
comprometido con movimientos de caracter progresista solo si estos eran capaces
de proponer vias concretas de solucion, comprensibles y no exoticas, a los
problemas de la vida cotidiana. El anarquismo del panfleto y la teoria es
necesario, pero solo en una proporcion sana con respecto al anarquismo practico
y vivencial que deberiamos exponer todos los dias. Para esto no hay un camino
especifico, sino una constante experimentacion y compatibilidad con la etica y
el compromiso libertario que requerimos asumir junto a un cotidiano sentido
autocritico. Seamos entonces lo que nosotros queremos ser, no lo que otros
quieren que seamos: una secta sin ningun futuro.